Las autoridades Chinas ponen hoy en marcha una controvertida y polémica Ley de ciberseguridad para garantizar "la seguridad nacional". Esta nueva ley va a cambiar las reglas del juego para las empresas extranjeras que trabajan en el país y, según las afectadas, no hará fácil sus operaciones.

"Tendrá un gran impacto en áreas clave, en la manera en la que hacemos negocios", destacó el vicepresidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea (UE), Michael Chang. Además, asegura que hay muchas dudas por resolver.

Una de las cosas que genera más preocupación es la orden de operadores de almacenar sus datos en el país asiático, lo que se considera como una barrera al flujo de datos en internet y entre empresas. Si éstas quieren trasladar los datos fuera de China, la ley les obliga a pasar una "evaluación de seguridad".

Ante estas dudas, el Gobierno ha ofrecido un "periodo de gracia" de 19 meses para que se pueda cumplir con parte de la legislación, sobre todo con medidas en relación con la transparencia transfronteriza de datos.

La Administración encargada del ciberespacio del país, subraya que esta ley se ha diseñado para salvaguardar la soberanía del ciberespacio en China y defiende que en el mundo real "todas las empresas o individuales deben respetar la legislación del país al que acceden, y el ciberespacio no debería ser una excepción".