Al menos eso asegura la agencia de calificación Fitch. Afirma que  China daría un paso adelante hacia la reforma de su sistema financiero si finalmente aprueba la propuesta de implantar las garantías de depósito anunciada el pasado viernes.

La adopción de este sistema, que asegura los ahorros depositados en el banco en caso de quiebra, contribuiría a un establecimiento de los precios del capital más racional, lo que se traduciría en un mayor reequilibrio económico y en una menor propensión del Gobierno a apoyar a los bancos no sistémicos, explica el informe.

El Banco Popular de China, el banco central del país asiático, anunció el pasado viernes que ultimaba la creación de un sistema de garantía de depósitos que protegería hasta un máximo de 500.000 yuanes (unos 81.400 dólares) por cada cuenta bancaria, que estarían protegidos en caso de quiebra de la entidad.

El proyecto se abrió el pasado domingo a una fase de consultas que se prolongará hasta el próximo 30 de diciembre y se espera que entre en vigor en enero de 2015.

El informe de Fitch señala que los seguros de depósitos conducirán a reformas financieras más profundas y, a largo plazo, en cambios "significativos" en el sistema bancario chino, así como efectos macroeconómicos.

Para Fitch, esta regulación es un requisito para la liberalización de los tipos de interés -que, a juicio de la agencia de calificación, es "una reforma necesaria para una mayor tasación del capital determinada por el mercado"-, porque equilibra el campo de juegos entre entidades grandes y pequeñas.

Además, otra posible consecuencia de la introducción de estos seguros que detalla el informe es la reducción de la intervención del Estado en los bancos no sistémicos, lo que mitigaría la excesiva asunción de riesgos.