El coche compartido o car sharing es un arma de doble filo para las compañías automovilísticas. Estar en él es casi una obligación, porque el futuro de la movilidad pasa por este modelo de negocio. Pero a su vez supone un lastre, porque el car sharing por ahora no es rentable.

¿Cuándo comenzará a ser rentable? “No en menos de cinco años” es la voz general de las automovilísticas. Pero la cifra más concreta ronda los ocho años.



El car sharing es una tendencia imparable. Concentrará el 35% de los kilómetros en 2030 frente al 1% actual. Por eso todas las automovilísticas coinciden: es un negocio en el que hay que estar. Un buen ejemplo es Madrid, que se ha convertido en la capital mundial del vehículo eléctrico compartido. Y no es para menos, en ella encontramos cuatro operadores de car sharing eléctrico: Car2Go, de Daimler; EMOV, del grupo PSA; ZITY, de Renault y ahora también se ha sumado Kia con su servicio Wible.

Pero más allá de rentabilizar este negocio, la industria automotriz tiene otro reto: adaptarse con mayor rapidez a los hábitos de consumo de los usuarios, en constante cambio. Porque el futuro del coche pasa más por compartir que por poseer.

¿Afectará esto a las ventas de coches? Según PwC, el inventario de vehículos caerá, porque los coches compartidos se rentabilizarán más que los coches particulares. Así que en el futuro se necesitarán menos coches.

En Europa, el parqué automovilístico se reducirá un 25% hasta 2030. Es decir, que de los 280 millones de coches particulares que hay actualmente habrá 200.

Pero a pesar de la caída del inventario, las ventas de coches aumentarán. Los coches que se usan de forma tradicional seguirán en el inventario durante bastante tiempo y los vehículos autónomos se cambiarán con más frecuencia, lo que aumentará las ventas. En Europa, por ejemplo, las ventas de coches nuevos podrían aumentar en un 34%.

¿Qué significa todo esto? Que en el futuro ya no será suficiente con centrarse en la producción y en la venta de vehículos. Hasta ahora, la cadena de valor de la industria automotriz terminaba en la puerta de la fábrica. Pero ya no bastará con eso. La cadena se extenderá a todos los tipos de uso a lo largo de la vida útil del vehículo. En otras palabras, un mismo coche se reciclará con el paso de los años. Y las automovilísticas tendrán que saber adaptar con rapidez todas las innovaciones. Renovarse, o morir.