“El euro es ya un símbolo de unidad y una garantía de estabilidad para los europeos. Ahora necesitamos convertirlo en un vehículo para la prosperidad compartida. Sólo revertiendo las divergencias económicas y sociales en la zona euro seremos capaces de derrotar el peligroso populismo”, explica Pierre Moscovici. Con estas palabras, el Comisario Europeo de Asuntos Económicos, apuesta por más Europa, por una mayor integración en la Unión Europea, durante la presentación del documento reflexión sobre cómo profundizar en la Unión Económica y Monetaria. Para el futuro Bruselas lanza una propuesta de tres patas: completar una verdadera Unión Financiera; lograr una Unión Económica y Presupuestaria más integrada; y afianzar la responsabilidad democrática y reforzar las instituciones de la zona del euro.

La Comisión Europea va esta vez un paso más allá y, como se esperaba, propone crear un presupuesto y un Tesoro para la eurozona, así como valores respaldados por deuda soberana similares a los eurobonos. Junto con la creación de un Fondo Monetario Europeo y una presidencia del Eurogrupo permanente, se implementarían estas propuestas entre 2020 y 2015. Previamente, entre 2017 y 2019, el objetivo es cerrar los capítulos pendientes de la Unión Bancaria.

El texto, con 30 páginas y 9 de anexos, hace un diagnóstico de la UEM tras los diez años de crisis financiera y pretende cubrir las lagunas políticas y económicas de la zona euro. Plantea una hoja de ruta donde la propuesta más novedosa de la CE es la de desarrollar valores respaldados por deuda soberana, paquetes de deuda de los países que se pondrían en el mercado.

El Vicepresidente de la CE, Valdis Dombrovskis, explica que “esto no significa una mutualización de la deuda entre los estados miembros, tampoco que se cambie el tratamiento actual de la deuda soberana”, algo a lo que se opone especialmente Alemania, que considera que esto supondría respaldar a los países más débiles o en dificultades con la fortaleza de su deuda soberana y que esto acabaría con los incentivos para adoptar políticas económicas sólidas. Este sistema podría llevar, a partir de 2019, a la creación de un “activo seguro” común de la eurozona, comparable en el mercado a los bonos del Tesoro estadounidenses.

Argumenta la CE que la emisión común de deuda "reforzaría la integración y estabilidad financiera" y atajaría el problema del vínculo entre el sector bancario y la deuda soberana. Estos activos podrían ser emitidos por el futuro Tesoro Europeo que también plantea Bruselas, una entidad que reagruparía las competencias de supervisión económica y fiscal de la eurozona, ahora en manos de la Comisión. Además, estaría a cargo de la llamada "función de estabilización macroeconómica", un mecanismo que permitiría asistir financieramente a los países más afectados por las crisis.

Por otra parte, la CE plantea la creación en el largo plazo de un presupuesto propio para la eurozona, que podría garantizar "tanto la convergencia como la estabilización", pero necesitaría "una fuente estable de ingresos".

En materia de gobernanza, Bruselas propone hacer permanente el cargo de presidente del Eurogrupo -el consejo de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona- y fusionarlo en una etapa posterior con las funciones del comisario europeo a cargo de la Unión Económica y Monetaria, lo que le convertiría en una suerte de ministro de Finanzas de la zona del euro.

Bruselas insiste, además, en la necesidad de completar los proyectos que ya están en marcha, en particular, la constitución de un sistema europeo de garantía de depósitos (EDIS) y del mecanismo común de protección presupuestaria para el Fondo Único de Resolución.