Los bonos verdes se han afianzado como una alternativa de inversión. Se trata de un tipo de bonos cuyos fondos se destinan a financiar de forma total o parcial proyectos verdes como la generación de energía renovable o mejoras en las edificaciones relacionadas con el consumo del agua y la energía.

"En los últimos años el crecimiento del mercado de bonos verdes ha sido exponencial tanto en productos disponibles como en volúmenes", explica Gonzalo Gómez Retuerto, director gerente de MARF. En 2017 su emisión ha marcado un récord mundial: se han emitido 155.000 millones de euros, un 78% más que en 2016. Y la opción de emitir este tipo de bonos va en incremento.

Su atractivo está en que permite al inversor influir en temas preocupantes como el cambio climático. El inversor que se interesa por este tipo de producto generalmente presenta una sensibilidad positiva a todo lo que se conoce como finanzas sostenibles. Es decir, no sólo mira a los bonos verdes, sino también a otros activos como los bonos socialmente responsables, los bonos de desarrollo o los bonos de igualdad.



La finalidad de los bonos verdes es, por tanto, "diferenciarse yofrecer a su público objetivo un producto distinto a través de su compromiso y respaldo a inversores compatibles con el medio ambiente", concluye Gómez.