El Banco de Japón toma medidas para flexibilizar su programa de estímulo masivo y se compromete a mantener los tipos de interés bajos por el momento, reflejando su previsión de que la inflación tardaría en alcanzar su objetivo del 2 por ciento.

La decisión subraya los desafíos a los que se enfrenta el Banco de Japón, ya que una inflación débil lo obliga a mantener un programa de estímulo masivo a pesar de los crecientes costos de una relajación prolongada.

Los cambios indican que, si bien el Gobernador Haruhiko Kuroda tiene previsto mantener por ahora un programa de estímulo radical, está examinando el impacto que las políticas están teniendo en otros sectores de la economía, como los mercados financieros y el sistema bancario.

Por lo tanto mantiene los tipos a corto plazo en -0,1 por ciento y se compromete a guiar el rendimiento de la deuda pública a 10 años en torno al cero por ciento por 7-2 votos.

Sin embargo, el banco dijo que permitiría que los tipos de interés a largo plazo fluctúen dependiendo de la evolución económica y de los precios, y que realizaría sus compras de activos de manera más flexible.

El banco central también dijo que llevará a cabo la compra de bonos de una manera "flexible" para cumplir con la promesa de aumentar sus tenencias de bonos en alrededor de 80 billones de yenes al año.

El Banco de Japón también dijo que hará ajustes en la forma en que compra activos, tales como elevar la composición de los fondos cotizados en bolsa indexados por ETFs para aliviar las distorsiones creadas por las compras por parte del banco central.

En una revisión trimestral de sus proyecciones, el Banco de Japón recorta sus pronósticos de precios y admite que la inflación podría caer por debajo de su objetivo durante tres años más.

Calcula que en el año fiscal que comenzó el 1 de abril pasado Japón tendrá un aumento del crecimiento de su producto interno bruto (PIB) de entre el 1,3 y el 1,5 %. En abril pasado, la previsión tenía un margen entre el 1,4 y el 1,7 %.