BMW ha negado su participación en el presunto cartel creado por automovilísticas alemanas, para acordar la limpieza de las emisiones de diésel. Además, ha desmentido que sus motores estén manipulados o violen las regulaciones industriales.


Según la revista alemana Der Spiegel, Volkswagen, Audi, Porsche, BMW y Daimler formaron un cartel desde los años 90 con la intención de pactar sobre las emisiones contaminantes de los motores Diésel. Otras de las cuestiones tratadas fueron tecnologías, costes o suministradores.


El cártel creó unos 60 grupos de trabajo que reunieron a más de 200 empleados de las compañías para estudiar cuestiones como el desarrollo de motores diésel y a gasolina, los frenos o los precios de los vehículos.


La automovilística alemana, ha alegado en un comunicado que su tecnología “difiere significativamente de otras en el mercado”. Sobre la posible negociación del tamaño de los depósitos Ad Blue para disminuir las emisiones de óxidos de nitrógeno, BMW ha dicho que esas conversaciones solo tenían como objetivo la instalación de la necesaria infraestructura para dichos depósitos en Europa.


La Comisión Europea está investigando el asunto con la autoridad alemana competente. De demostrarse, las multas las multas que fija la UE por este tipo de prácticas podrían alcanzar hasta el 10% del volumen total de negocio.


El asunto ha saltado al terreno político. La oposición alemana, formada por Los Verdes y La Izquierda han acusado al gobierno de pactar con el sector. Toni Hofreiter, líder en el Parlamento de Los Verdes ha declarado que parece imposible que la KBA, Oficina Federal de Vehículos, no supiera nada. Este, también ha acusado al ministro de transportes de “haber encubierto todos los problemas desde hace años”.


El Ejecutivo alemán sigue sin pronunciarse ante el escándalo, pero mantiene la cumbre del Diésel el próximo 2 de agosto.