Hablamos de regulación. Ya no hay otra alternativa, aunque a pesar del innegable atractivo que la moneda tiene para los traders y de que estamos escuchando muchas explicaciones sobre lo que es el bitcoin, conforme se hace popular, el fenómeno regulador apenas se ha puesto de acuerdo sobre lo que es.

Y sí he dicho regulación y no autorregulación que es de lo que presumía la moneda virtual.

Ayer se cerró la jornada en la Bolsa de Chicago donde se estrenó ese bitcoin puro comodity para el que el mercado de futuros le tenía preparado un contrato.

Muchos piensan que es realmente la solución a algo que puede ser un problema porque la regulación igual lo que aporta, en este caso, es que cualquiera puede vislumbrar el riesgo. Pero seguramente el futuro de la regulación tenga más que ver con lo que piensan del Bitcoin otros agentes interesados en la criptomoneda.

En EEUU, por ejemplo, mientras la SEC, el Departamento del Tesoro y Hacienda continúan sus pesquisas acerca de los potenciales movimientos ilegales. En este campo no se ponen de acuerdo acerca de la naturaleza de lo que es.

Igual pasa en el resto del mundo: Que si una propiedad, la commodity, una security o algún tipo de solución o herramienta monetaria.

Por eso, al final lo más fácil ha sido hacer contratos a un plazo determinado en base a un mercado, que es lo que vimos ayer. Por tanto toca vender y comprar estos activos a fecha cerrada (1, 2 o 3 meses vista) con precio cerrado.

Quizás, al hilo de lo que se anunció que va a ocurrir durante 2018 en otros mercados tipo NASDAQ, el futuro de las criptomonedas pase por la regulación.