A finales de agosto, Harvey tocaba tierra en el Golfo de México cono huracán de categoría 2 y se convirtió, hasta la llegada de Irma, en la peor tormenta en Estados Unidos en la última década. Según cálculos de Aon la cifra de pérdidas “alcanza los 100.000 millones de dólares, de los que 20.000 millones lo pagarán las aseguradoras”, explica en Capital Radio, Fernando Linares, director de contratos de reaseguro de Aon Benfield.



Con el sector petrolero aún parado por las secuelas de Harvey, Irma ha azotado las islas del Caribe etiquetado como huracán de categoría 5, la máxima, “por lo que es complicado aún calcular el impacto”, explica Linares. “El grado de desarrollo de una economía está relacionado con su grado de vulnerabilidad está relacionado con su grado de vulnerabilidad ante estos desastres”, añade el responsable de Aon Benfield en Capital Radio.

 

La Administración Trump ha declarado la zona de Floriza como “catástrofe nacional”, una acción que provocará que “Washington destine más dinero, pero las compañías aseguradoras tendrán un impacto importante”. Sin embargo, “estas consecuencias raramente se quedan en un sector económico y una región en una economía en concreto”