Por Carmen González Bascarán

Las agujetas pueden ser una pesadilla para los deportistas. Corredor popular, maratoniano o friki de gimnasio, todos han sufrido alguna vez esos pinchazos en los músculos que consiguen que andemos como el mismísimo RoboCop o nos cueste coger un vaso de agua de la encimera. No es lo habitual, y se da más las primeras veces que practicamos un ejercicio físico al que no estamos acostumbrados. Pero nadie es ajeno a su doloroso e incómodo efecto.

Sin embargo, a pesar de ser algo sobradamente conocido, su origen no está tan claro. Según nos cuenta la fisioterapeuta Carmen Sanz de la Clínica Fisiobando, existen diferentes teorías al respecto. Ella apuesta por la que dice que las agujetas son pequeñas micro-roturas a nivel fascial, es decir, en las membranas internas de nuestro cuerpo. Descarta las teorías de que las agujetas son acumulaciones de ácido láctico en los músculos o de que esas micro roturas las causa un aumento de temperatura en los músculos. 

Las agujetas no son ni buenas ni malas, simplemente aparecen cuando nuestro cuerpo no está acostumbrado a realizar un determinado ejercicio. ¿Cuántas veces has oído eso de que "si no tienes agujetas, significa que no has hecho suficiente ejercicio"? No tiene por qué: si los músculos que has trabajando están fortalecidos, no tienes por qué tener agujetas.

A medida que nuestros músculos se van habituando al ejercicio, la probabilidad de que aparezcan agujetas es mucho menor. Por lo tanto, aquellas personas que no suelan hacer ejercicio de forma habitual, tendrán agujetas; pero los deportistas experimentados tampoco se salvan: si cambian de rutina de ejercicios y trabajan otro grupo de músculos que tengan menos fortalecidos, probablemente también tengan agujetas.

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¿Cómo evitarlas?

Lamentablemente, a no ser que estés como un toro y todos tus músculos estén 100% fortalecidos, no hay ninguna forma real de evitar las agujetas.

Pero sí hay algunos consejos que pueden ayudar: realizar un buen calentamiento, ir poco a poco y estirar siempre una vez hayamos terminado, según nos cuenta Carmen Sanz. Es fundamental también mantenerse activo durante los días posteriores al ejercicio. En principio, las agujetas suelen aparecer entre las 12 y 24 primeras horas después de hacer deporte, pero pueden ser peores incluso 48 horas después si nos hemos quedado en el sofá.

El entrenador Óscar de las Mozas de Coentrena también nos ha recomendado un tipo de entrenamiento para evitar las agujetas: el entrenamiento progresivo. O lo que es lo mismo, ir subiendo poco a poco la intensidad de nuestros ejercicios para que podamos ir ganando forma en los músculos y que así rompamos menos fibras musculares.

¿Cómo nos recuperamos?

Existen multitud de "remedios de la abuela": el agua con azúcar, las vitaminas o directamente los medicamentos antiinflamatorios. Algunos de ellos son más bien "leyendas urbanas", según los expertos.

La mejor manera de aliviar las agujetas, según Óscar de las Mozas, es con nada más y nada menos que descanso, pero no tiene por qué ser necesariamente pasivo (vamos, nada de quedarse vagueando sin hacer nada). Para conseguir que las agujetas desaparezcan más rápido podemos poner en práctica lo que de las Mozas denomina como "ejercicio físico regenerativo", es decir, ejercicio suave alternativo a nuestras rutinas habituales que nos puede servir como descanso activo. Por ejemplo, son buenas opciones salir a caminar o dar paseos en bicicleta pero con una intensidad muy baja.

Carmen Sanz nos cuenta que lo mejor a veces es la aplicación de frío, ya sea con geles o con un baño de agua bien fría, porque esto va a ayudar a que el músculo pierda su inflamación de forma natural. Los masajes también pueden relajar la tensión de la musculatura, pero, si no se realizan correctamente, puede llegar a ser peor el remedio que la enfermedad, así que siempre mejor acudir a un especialista.

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Cada uno se recupera a su manera

Sabemos que cada persona es un mundo y que cada uno se recupera como buenamente puede: unos antes y otros después. Pero, aunque dos personas compartan la misma condición física, pueden recuperarse de forma diferente. Óscar de las Mozas asegura que esto puede deberse a diferentes factores: bien por genética o bien por hábitos. Las horas de sueño, la alimentación, la forma de haber realizado los estiramientos o incluso el estado mental de cada uno son factores que pueden afectar a la recuperación de las agujetas.

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