Despiertan los índices asiáticos con ligeras caídas a excepción de un Nikkei en Tokio que cierra prácticamente plano. El primer ministro chino ha prometido que su país dará pasos en aras de un comercio más libre y más justo, aunque Li Keqiang no ha concretado medidas al respecto, mientras que el presidente de China alaba la mejora de las previsiones económicas por parte del Fondo Monetario Internacional.

Previsiones que aseguran que China crecerá en 2017 un 6,6% (una décima más de lo previsto en enero) y en 2018 un 6,2% (dós décimas más). Asegura el organismo que dirige Christine Lagarde que el apoyo político al crecimiento económico es muy positivo en China pero alerta de dos riesgos; los posibles pinchazos de la burbuja crediticia y en el sector inmobiliario. Lo uno va ligado a lo otro, y desde el Fondo Monetario Internacional aseguran que una caída prolongada en el sector inmobiliario podría derivar en el impago de numerosos créditos y en la posible quiebra de algunas entidades e incluso administraciones locales. Riesgos graves que el organismo con sede en Washington considera que están, a priori, controlados.

Todavía en China, se está celebrando la feria del automóvil en Shanghái, donde Baidu ha presentado un coche sin conductor y con una alta autonomía, y los asistentes están a la espera de la reacción de Alphabet, matriz de Google, y de sus novedades.

En la misma feria BMW ha asegurado que este 2017 espera que sus ventas en China crezcan un 10%, y la start-up Nio comenzará a vender su nuevo vehículo eléctrico este mismo año. Una compañía por la que se habían interesado, entre otros, desde la automovilística KIA.

Y terminamos con un escándalo de corrupción que salpica al expresidente ejecutivo y presidente de China Telecom, Chang Xiaobing. Ha reconocido abiertamente que percibió más de medio millón de dólares entre 1998 y 2014 mientras era funcionario de telecomunicaciones y también durante su etapa como presidente de China Unicom. La cifra, que puede parecer exigua dados los años, supone en moneda local haber cobrado en 16 años casi cuatro millones de yuanes. La Comisión Central de Control Disciplinario China le expulsó en julio del Partido Comunista y ahora le ha sentado ante los tribunales, que probablemente darán un veredicto de culpabilidad por la que Chang Xiaobing podría pasar más de siete años en prisión.