Reino Unido activará el artículo 50 del tratado de Lisboa para salir de la Unión Europea. Un proceso que podría alargarse por encima de los dos años previstos. Afrontan desde hoy su desconexión formal de la Unión, algo para lo que el tratado de Lisboa contempla un plazo de dos años para llevar a cabo el proceso. Francisco de Borja Lasheras, director adjunto de la Oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, asegura que ese plazo será insuficiente.



La principal dificultad a la hora de afrontar el Brexit es establecer los términos en los que Reino Unido abandona la Unión. Solo después podrán entenderse el resto de negociaciones, tanto desde el punto de vista comercial, como desde el prisma sociológico. Es por ahí que podrían venir los problemas.

Además, ante la desconexión, la Unión Europea tiene previsto reclamar a los británicos el coste de esa salida y los pagos pendientes, que superan los 60.000 millones de euros. Algo que podría soliviantar a Reino Unido. La primera ministra británica, Theresa May, ya ha advertido que en caso de no lograr un buen acuerdo “es preferible no llegar a ningún acuerdo”. Algo que haría daño a las cuentas por ambas partes, y tanto Reino Unido como la Unión Europea sufrirían las consecuencias.