La Unión Europea ha decidido fijar una tasa mínima del 32% de energía renovable para 2030. Una reunión entre el Consejo, el Parlamento y la Comisión que concluía de madrugada tras muchas horas de negociación y que, al final, ese 32% queda por debajo del 35% que pedía la Eurocámara y por encima del 27% que solicitaban la mayoría de los estados miembros. El porcentaje actual roza el 17%.

El pacto fija también que esa cuota del 32 % en 2030 se revise al alza en 2023, en función de los avances tecnológicos que puedan acelerar la transición energética. Otro aspecto importante del acuerdo es una tasa de 14 % de energía renovable en el sector del transporte para 2030 que se prevé servirá para impulsar el vehículo eléctrico. Además, la modernización de la directiva sobre energía renovable se marca la meta de lograr un 15 % de interconexiones eléctricas entre Estados miembros de la UE para 2030.

También se congela la producción europea de biocombustibles de primera generación, como el etanol, en los niveles de producción que alcance cada Estado miembro de la Unión Europea en 2020 y se fija un objetivo del 3,5 % para los de segunda generación, generados a partir de cultivos no alimentarios como la madera.

Fuentes comunitarias apuntan a que no se han conseguido establecer objetivos vinculantes para cada país. Eso quiere decir que los que tienen más carbón dentro de su producción de energía, tienen también más margen de maniobra. Además también establecerán la cuantía de un fondo con el que se ayudará a las regiones de la Unión Europea que serán más dependientes del carbón.

La ONG "Amigos de la Tierra" califica de "demasiado conservador" el nuevo objetivo de energías renovables.