Todos los años por estas fechas se repite la misma escena en las calles de Hong Kong: largas colas de clientes se amontonan en los bancos para cambiar billetes viejos por nuevos.

El culpable: el Año Nuevo chino. Y es que tanto en Hong Kong como en el resto de China, es tradición regalar dinero en un sobre rojo a los hijos. Pero con una condición: el dinero que se regala debe ser tan nuevo como el año que empieza. Y esto trae de cabeza a los bancos de la ciudad, porque se ven obligados a emitir 200 millones más de billetes en los días previos a las celebraciones de Año Nuevo.

Lo cual supone un gran desembolso, dado que se necesita aproximadamente una tonelada de algodón para fabricar un millón de billetes. Por tanto, si en Año Nuevo los bancos deben emitir 200 millones de billetes, harán falta 200 toneladas de algodón para fabricarlos, sin contar con el gasto de la tinta y la energía de la imprenta. Un gasto que corre a cargo de las autoridades monetarias de Hong Kong, puesto que la moneda oficial de la excolonia británica no es el yuan, sino el dólar de Hong Kong.

Y precisamente para ahorrar costes la ciudad inició hace 11 años una campaña de reciclaje de billetes con la que los bancos seleccionan aquellos billetes que parecen casi nuevos y los reservan para los sobres rojos de los niños. Una medida con la que se reduce casi a la mitad el número de billetes nuevos fabricados para estas fechas. Unas fechas en las que sólo en Hong Kong se regalan más de 1.000 millones de dólares estadounidenses.